martes, 25 de octubre de 2011

Felicidad sonreída


Y aunque tu voz,
suene tan fría.
Aunque tus palabras se claven
congelando al propio sol.

Sé muy bien,
que expresan esos ojos al verme.
Siento esa sonrisa tan mía,
siento que sonreímos todo el tiempo.

Y aunque sientas mis brazos,
como cadenas.
O mi boca, como prisión.

Sé muy bien que algo nos une,
que algo nos gusta,
que somos contradicción,
que nuestros abrazos,
hacen que el mundo se pare,
que la hora no pase,
que se cree un tiempo abstracto
donde solamente sea medido,
por la cantidad de besos o sonrisas.

Sé muy bien que me vas a querer,
que vamos a viajar,
que esto no tiene un punto final,
que vamos a vivir,
pero sobretodo,
que vamos a sonreír
y con eso, quizás
ser feliz.

martes, 18 de octubre de 2011

Profundas Vidas


Querían hablarle pero él no las entendió, le susurraban cosas al oído, se le acercaban, pero no lo tocaban.
Le pedían auxilio, amor, comida, paz, pero él no lo sabía. Su idioma era raro, una especie de castellano deformado por el arrastre de ciertas letras provenientes de algún suburbio alemán.
Además susurraban y el no llegaba ni a entender ni a escuchar, sintió un poco de miedo pero al ver que eran indefensas (o eso creía), y que con solamente sacar la cabeza del agua o llegar al final de la pileta todo desaparecía y volvía a la normalidad.
Si realmente era normal esa pileta llena de gorros con cabezas que entran y salen del agua, brazos que aparecen y desaparecen golpeando el agua como si fuera peso muerto, la normalidad de ver señoras de mediana edad hacer movimientos imposibles fuera del agua.
Pero esa era su realidad y necesitaba esa rara paz que se encuentra en una pileta llena de gorros y movimientos.
Esa paz mental como la que tiene ahora Julio mientras nadaba de acá para allá, respirando o no, luchando o no contra su cabeza o esas criaturas.
Podríamos describir a esas criaturas como figuras anteriores a la humanidad o la humanidad involucionada, con un aspecto peludo de barbas, bigotes y uñas largas, muchos de ellos castaños o blancos, dependiendo de los años, con ropas raídas pero que aun seguían cumpliendo su función.
El, además pensaba en la posibilidad de conocerlos, de saber de su mundo, de salvarlos.
Julio tenía ese héroe dentro que nunca dejaba salir, un héroe cobarde, pero lleno de ganas. Un héroe mortal, de esos que sí temen arriesgar su vida, un héroe minimo.
Acaso ayudar a una señora a cruzar la calle, o al ciego, o darle una frazada al hombre de la esquina, comprarle un sándwich al nene de enfrente. Julio era de esos héroes baratos.
Quería salvar al mundo y a su gente pero no sabía por dónde empezar y ahí se desanimaba y no empezaba, abandonaba antes de arrancar.
Era un héroe en su cabeza, pero nadie nunca lo supo ni lo valoro, nunca fue el valiente Julio ni salió en las tapas de los diarios ni en las noticias del ayer.
Ya hace dos meses que Julio oía y sentía a esas criaturas, por suerte siempre lo dejaban salir y aunque tenía cierto miedo nunca se lo conto a nadie.
La mañana veraniega llego y junto a ella, nuevas criaturas, estas tenían cierto parecido con otras caras que él había visto, sentía que esos ojos, todavía azules, de esa mujer que le pedía cariño también los había visto en algún lugar hace poco.
El era de esos que creía que no había un par de ojos iguales en ningún lugar, ninguna mirada era igual a otra, el aseguraba que los únicos ojos iguales que existían eran los de los enamorados, podían ser pardos o claros, no importaba, esos ojos, esa mirada cuando se producía era la misma, los mismos ojos, el mismo amor, pero como todo, la mirada dura, lo que el amor.
Y ahí se encontraba de vuelta el, mirando esos ojos, esas nuevas criaturas, Se fue pensando en eso, y volvió caminando a su casa donde vio carteles de una mujer de tez blanca, treinta años, no había vuelto a casa, la policía y el estado no podían ser, esa era otra época, por suerte pasado.
Pero esos ojos.

martes, 11 de octubre de 2011

Espacio Sideral


Quiero noches de Paris.
Lluvia de Paris.
Leer a Julio,
tocar a la Maga,
jugar a la rayuela de la vida
Y de los viajes

Arrancar en Paris,
seguir en Berlín,
en Atenas,
pasar por Londres.

Vivir en constante revolución.
Revolucionar mi vida,
con tus labios.
Revolucionar tu vida,
Con mis ojos.
La cabeza con nudos,
o labios,
o besos,
o sal.

Y así poco a poco volver,
del cielo, a la tierra
Pero siempre,
encontrarnos en ese,
espacio sideral.
Que se crea,
cuando nos abrazamos.

martes, 4 de octubre de 2011

Amor Francés


Y te nombro cada vez que digo amour.
Cada vez que pronuncio liberté,
estas en el aire.
Te quiero para hacer la revolución.
Una révolution de imagination.
Le pouvoir de l’imagination.

Quiero que nos leamos los labios
en francés.
Que me ames con el sol y las nubes,
posando junto a la torre Eiffel.

Te quiero recorrer como el Louvre.
Y convertirte en la obra de arte,
donde me pierdo,
donde no existo,
pero te veo,
y nunca te dejare ir.

Haces que me vaya de esta,
realidad tan lineal.
Por eso siempre vuelo hacia ti,
hacia tu bouche,
para que me beses
y me digas
Bonjour corazón.